martes, 15 de junio de 2010



Ninfómanas


Por: José Manuel Picazo Galicia

Una mujer con un elevado deseo sexual no es una '’come hombres’’. Y tampoco, necesariamente, una adicta al sexo capaz de consumir lo primero que se encuentre. Que sea fogosa, complaciente, que se masturbe cuando su amante no está, que experimente poses sin pensar en que su hombre la cuestionará, y que siempre esté dispuesta a sentir, no la hace una desquiciada del sexo, una enferma.

La ninfomanía era un concepto utilizado para describir la necesidad sexual insaciable de las mujeres. En el caso de los hombres, ésta se conocía como “satiriasis”, -que viene de sátiro- que como es obvio, se dejó de lado porque se consideró que la excesiva necesidad sexual es algo “normal” entre los hombres, sin embargo, ha cambiado, lo que antes era considerado como ninfomanía ha pasado a llamarse “hipersexualidad” o “adicción sexual”. Que un orgasmo sea ninguno no es razón para decir que esa dama es una ninfómana en ese tono que se suele imprimir a la palabra. Ninfómana, sin duda, es un término que vende bien y que, a menudo, está en la boca de muchos, aunque los sexólogos modernos se empeñen en remarcar que no han conocido a tantas pacientes a lo largo de sus carreras.

Incluso, varios renombrados expertos señalan que no han tratado a una sola. Ellos creen que en torno a esta mujer supuestamente devoradora e insaciable hay más mito griego, y literatura, que verdad. Es más, se ha dejado de tener un género determinado para describir a las personas que tienen y padecen de esta gran necesidad.

El término más adecuado para el deseo desaforado no es fuego uterino, como se decía hace muchísimos años, sino hipersexualidad. Al parecer, un 6% de la población tiene esa conducta, de esta cifra, apenas el 2% es mujer.

En la mayoría de casos, hombres y mujeres no alcanzan el orgasmo, lo cual hace que se dispare en ellos una búsqueda constante de placer.

La realidad tiene más de fantasía, en fantasía en el mundo encontrarás colegialas ninfómanas, hay para el más inesperado gusto y te toparás con todo esto.

Las mujeres con un desbordado deseo no son peligrosas, descartables o capaces de naufragar por culpa de sus ganas. Ya basta de exageraciones.
“Si una persona desea mantener relaciones sexuales consentidas, nadie debe etiquetar cuánto es mucho o poco. Para algunos, tres veces por semana será mucho y para otros, seis será sinónimo de escasez. ¿Son 15 encuentros sexuales demasiados? ¿A quién no le gustaría experimentar un frenético ritmo sexual durante una temporada?”


Además, los expertos han detallado que estas disfunciones tienen que ver con la ansiedad no controlada y con el gran malestar interno, obligándolos a buscar en el sexo esa calma interior. Lo único que buscan es ser amados profundamente.

Puedo contar una anécdota: una mujer Británica de 24 años, es ninfómana por culpa de un pequeño (pero placentero) accidente en su casa jugando ha su adicción al sexo es “denunciada” por caerse y golpearse en uno de los nervios de la zona sexual haciendo que su excitación sexual aumente tanto que se necesite hasta tener sexo 10 veces diarias para quedarse tranquila, no hay cura, pero por lo visto a la chica no se la ve tan descontenta pese a sus ¿dolorientas? palabras:

``…sin cura, sólo puedo intentar controlar mi pasión mediante respiraciones profundas. Espero encontrar algún día a un súper macho que pueda satisfacerme.``

La cosa pinta aún peor de lo que parece, pues la mujer con sólo una pequeña vibración, un movimiento brusco y hasta incluso un terremoto hace que Amanda, que así se llama la chica en cuestión, se excite de tal manera que en ese preciso momento la pueden producir varios orgasmos.

Así que puedo concluir que, una ninfómana es simplemente “alguien capaz de tener más sexo que tú”. Nada para aterrarse.

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